Siempre es una sorpresa encontrarse con quien llega dispuesto a jugarse la tarde entre amigos, pelotas, caribolas, golos, bastones...y lo que falta... Agradecemos mucho a los que han desafiado las nubes grises y gordas:
Algunos días la llovizna nos permite malabarear al aire libre con brisita Patzcuarense. Pero cuando nos cae el aguacero, tenemos la opción de entrar al edificio del Antiguo Colegio Jesuita y realizar actividades en las que aprendemos la elaboración de algunos materiales, así el Club ha empezado a armar ya sus propios artículos y diseños.
Algo que me gusta mucho es sentir que efectivamente el club es ese espacio que se genera y se transforma cada tarde con los que llegan, ver a cada uno y el conjunto de seres moverse lanzando magia por el aire...De eso se trata!
Y seguimos pues!
ANA